PESOS
Y CONTRAPESOS
El primer elemento de nuestro sistema
monetario, y el de muchos otros países en el mundo, es el dinero fiduciario,
sin respaldo de ningún tipo, sin valor intrínseco, y para entenderlo
preguntémonos ¿a qué equivale un peso? La respuesta correcta es: a todo aquello
(cualquier bien o servicio) cuyo precio sea un peso, respuesta que, si de lo
que se trata es de saber a cuánto de qué equivale el peso, enfrenta el inconveniente
de que aquella mercancía cuyo precio hoy es un peso, mañana, por el cambio en
la relación entre la oferta y la demanda de ese bien o servicio, puede ya no
serlo, por lo que, estrictamente hablando, el peso no tiene, y mucho menos
mantiene, una equivalencia fija con relación a algo.
¿Qué respalda al peso? ¿El oro? No.
¿La plata? Tampoco. ¿El petróleo? Mucho menos. ¿Los dólares en las reservas del
Banco de México? De ninguna manera. Si el oro, o la plata, o el petróleo, o el
dólar respaldaran al peso, el Banco de México tendría la obligación legal de
entregarnos, por cada peso que le presentáramos, y a una tasa fija (ojo, esto
es lo importante: ¡a una tasa fija!), una cierta cantidad de oro, o de la
plata, o de petróleo, o de dólares, dólares, petróleo, plata u oro que,
entonces sí, respaldarían al peso, otorgándole a nuestra moneda un valor
intrínseco.
Por ejemplo: si el Banco de México
tuviera la obligación legal de cambiar cada peso por él producido por un
miligramo de plata, ¡y siempre por un miligramo de plata!, entonces el peso
estaría respaldado por la plata, y por ello tendría un valor intrínseco: un
peso equivaldría, ¡siempre!, a un miligramo de plata. En tal caso sí habría una
respuesta satisfactoria a la pregunta ¿a qué equivale un peso? A un miligramo
de plata.
¿Qué será mejor: el dinero respaldado,
con valor intrínseco, o el dinero sin respaldo, sin valor intrínseco,
fiduciario, que “vale” lo que la autoridad monetaria dice que “vale”?
Continuará.
Twitter: @ArturoDammArnal
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