Columnista Invitado:
El PRI es el único partido con
verdadera cobertura nacional, los demás todavía son regionales. Una de las
causas por las que regresó a la presidencia, además de los pleitos internos en
el PAN, fue porque la mayoría de los gobernadores, todavía priistas,
invirtieron millonarios recursos para pagar operadores políticos que los 365
días del año, durante 12 años, reclutaron votantes para aumentar su voto duro o
comprometido. El día de las elecciones, si es necesario, los van a buscar a sus
casas y los transportan a las casillas,
y posteriormente les dan “regalitos” en especie, vales o efectivo. Un ex
gobernador de Veracruz decía que no hay voto caro, él no solo compró votos,
sino candidatos de otros partidos, dividiendo a la oposición.
Cuando fui candidato a gobernador
por Veracruz reuní dinero para mantener dos automóviles de tiempo completo
con tres personas cada uno, para hacer
proselitismo durante toda la campaña. No
más de una veintena de personas del comité estatal nos ayudó de tiempo
completo. Gastamos 14 millones de 20 que teníamos autorizados; mientras el
candidato del PRI gastó más de 200 millones y tuvo de tiempo completo, pagados
subrepticiamente con dinero de los impuestos, como promotores del voto, a 6,000
maestros de la SNTE, a otro tanto del sindicato de PEMEX y de centrales
campesinas. A pesar de ello, aunque ganaron, redujeron el porcentaje de su
votación y la oposición lo aumentó.
Entre los mejores aliados del PRI
se encuentran los de escaza educación cívica,
líderes de sindicatos, los que no votan (más de la mitad del padrón
electoral) y quienes anulan su voto. En las recientes elecciones hubo
aproximadamente 1 millón 800 mil votos anulados, que representaron casi el 5%
de la votación. Si esos votos le hubieran llegado a partidos de oposición,
aunque el PRI fue el que más gastó legal e ilegalmente, hubieran perdido más
diputaciones, dos Estados más y no alcanzarían la mayoría del Congreso ni con
sus aliados.
La solución no es solo quejarse,
denunciar, criticar o llamar a la anulación de votos, sino continuar la lucha por la vía democrática y
pacífica, que dará mejores resultados en tanto más mexicanos, con más conocimientos
sobre los efectos reales de las políticas económicas demagógicas, asistan a las
urnas, no a quemarlas ni para anular su voto, sino a votar racional, pacífica y
honestamente.
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