Icahn: foto Twitter |
Ayer el multimillonario
inversionista y empresario estadounidense Carl Icahn lanzó en su cuenta de
Twitter una advertencia que retumbó en varios medios: “Creo que el mercado está
extremadamente sobrecalentado – especialmente los bonos de alto rendimiento.”
En su segundo tuit dijo: “Si más inversores respetados hubieran advertido sobre
el mercado en ’07, quizá podríamos haber evitado la crisis en ‘08”.
Icahn tiene razón en su primera
declaración pero no en la segunda: es cierto y evidente que los mercados están
en burbuja –unos más que otros. Sin embargo, sí hubo inversores y empresarios
prominentes que desde 2007 y antes advertían que el estallido de la burbuja
inmobiliaria traería una severa recesión y crisis. Nadie puede nunca predecir
el momento exacto en que un suceso como ese se presentará ni lo que lo
detonará, pero sí puede advertirse que las condiciones se van acomodando para
el colapso.
A estas alturas, los inversores y
analistas más avezados están convencidos de lo que viene. Unos lo dicen en
forma abierta y otros prefieren callar y colocarse en una posición ventajosa.
Mientras tanto, la mayoría se autoconvence –como suele ocurrir en estos casos y repetirse a lo largo de la historia, de que “esta vez será diferente”. Nunca lo es.
Icahn es de los que advierten que
las cosas se pondrán feas después de este “sobrecalentamiento”, pero al mismo
tiempo se aprovecha de su activismo e influencia para atraer compradores de los
títulos que le interesan. Por ejemplo, espera que el precio de las acciones de
Apple todavía suba de manera considerable, y ha afirmado que la empresa
“actualmente representa la misma oportunidad que ofreció Netflix hace varios
años”.
A propósito, ayer mismo también
anunció la venta de su último paquete de acciones de Netflix. Es oportuno
señalar que el precio de dichos títulos se ha más que duplicado desde enero.
Lo hecho por Icahn es el trabajo de los inversores profesionales: el sencillo y a la vez complejo arte de comprar barato y vender caro.
Por supuesto, este
“sobrecalentamiento” de los mercados y en particular el bursátil y de bonos, tiene
un autor intelectual y material: la Reserva Federal (Fed) estadounidense.
Aunque no es el único banco central comprometido en una interminable campaña de
impresión monetaria, sí es la capital del sistema.
Hoy que el debate está a todo lo
que da sobre cuándo la Fed comenzará a elevar los tipos de interés, no debe
perderse de vista que, de ocurrir, podría significar el estallamiento de esas
burbujas. Los inversores reaccionarán de maneras que son imprevisibles. Debido
a ello, no se puede descartar una estampida y pánico hacia activos considerados
“refugio” como el dólar y los bonos del Tesoro estadounidenses, que abriría
oportunidades de compra en verdaderos escudos como el oro y la plata. No falta
mucho para descubrirlo.
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